En Venezuela, tenemos motivos para celebrar
Ítalo Violo V.
Anaco, 07 de Diciembre de 2007
Los que hemos nacido y vivido en esta tierra hermosa sabemos que el tema de la discapacidad era desconocido en el país hasta hace unos meses. Aunque parezca una exageración, puedo aseverar que algunos empezaron a escuchar con seriedad al respecto después de que compraron su carro a crédito y todavía no han terminado de pagar sus cuotas.
El 3 de Diciembre se festejó el día internacional de las personas con discapacidad. Por primera vez en su historia, Venezuela tiene motivos para celebrar porque en muy poco tiempo se ha cerrado el círculo y se han establecido las bases para la integración de quienes padecen limitaciones físicas o mentales y, además, grandes capacidades.
Es necesario darle un reconocimiento al actual gobierno de nuestro país por haberse convertido en el que ha tomado con mayor responsabilidad la integración de los discapacitados venezolanos. Nunca antes se habían entregado tantas ayudas técnicas, nunca antes se habían establecido tantas salas de rehabilitación, nunca antes se había estimulado la participación entusiasta de las personas con limitaciones especiales y nunca antes se había contado con los instrumentos legales para nuestra inclusión.
La lucha apenas comienza para nosotros, lo importante es que la bola de nieve ha comenzado a rodar. Con esta analogía hacemos entender que la causa por nuestra inclusión ya no se detendrá y a medida que avance se hará más grande y fuerte hasta convertirse en un bólido indetenible al que ningún obstáculo o cambio de gobierno impedirá avanzar.
Lo antedicho nos hace entender que tenemos un camino que construir y todos debemos contribuir para la integración de las personas con discapacidad. Precisamente la integración indica que debemos crear lazos de interrelación entre autovalentes y disvalentes ya que los nuevos conceptos que definen al ser humano reconocen que todos tenemos algún tipo de discapacidad y que todos tenemos habilidades, colocando de este modo a la humanidad en una nueva perspectiva más humana y real que es la diversidad.
Debemos dejar de apuntar a las personas agigantando sus deficiencias y dejar de ver a los discapacitados como enfermos para empezar a resaltar sus capacidades e, incluso, esforzarnos para crear el entorno adecuado o enriquecerlo para que aquél que aparentemente no tiene ninguna, pueda desarrollar, al menos, una habilidad que le dignifique.
No puedo dejar de reiterar que en Venezuela está naciendo a una nueva era más amigable para quienes padecemos impedimentos especiales y que apenas hemos ganado unos pocos espacios que debemos cuidar con celo y tratar de conquistar muchos más en todos los órdenes de la vida porque la discapacidad es la vida misma.
martes, 11 de diciembre de 2007
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